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Ayna. "La Suiza manchega" |
Bonita excursión de recorrido circular en un paraje
excepcional el realizado el domingo 12 de enero por el GDM Fuensanta a la
localidad albaceteña de Ayna, que en árabe significa “ojos bellos”. Salimos a
las 7:30 de la mañana de la Plaza Mayor de Fuensanta, todavía de noche y con
una espesa niebla que desapareció completamente al llegar a esta localidad
serrana conocida también como “la Suiza manchega”. Allí, nos esperaban otro
grupo de senderistas. En total fuimos 22 procedentes de Fuensanta, Villalgordo
del Júcar, Villamalea, Madrigueras y Albacete. Mañana esplendida de sol, sin
viento y con una temperatura en el que el mercurio fue elevándose durante el recorrido
hasta obligarnos a desprendernos de alguna de las capas de ropa que llevábamos
encima.
La ruta comenzó en la zona recreativa de “La Tiñosa”, junto al río Mundo.
A
escasos metros del camino que bordea el río llegamos a la cascada del arroyo de
la Toba, donde nos hicimos unas fotos. Allí cerca, nos encontramos con algunas
localizaciones reales de la película “Amanece,
que no es poco” que el realizador albaceteño José Luis Cuerda rodó en 1988.
Un largometraje de culto del que hay numerosos pasajes en la localidad (14), donde se pueden rememorar los mejores momentos de esta
cinta, y en donde también nos hicimos unas fotos para el recuerdo.
Seguidamente, tras cruzar el puente de “Correras” comenzamos a subir por el “Sendero de los Picarzos” bien marcada, bastante
exigente, hasta salvar un desnivel de 400 metros en sólo tres kilómetros,
rodeados de una fértil vega en la que se cultivan todo tipo de hortalizas y
frutales con un sistema de terrazas y regadíos de origen musulmán. También
había pequeños bancales de olivos y vegetación formada por espartales, tomillos
y pino carrasco. Cruzamos un canal de agua que se dirige a una antigua central
hidráulica en Lietor. Llegamos a una pista forestal donde repusimos fuerzas con
un ansiado almuerzo. A nuestros pies, en la lontananza, disfrutamos con una
bonita panorámica de Ayna.
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Panoramica de Sisco Andreu. |
Aves forestales como el carbonero común nos acompañó
con su característico canto durante gran parte del recorrido.
También vimos
sobrevolando el valle a dos cormoranes.
Con energías renovadas llegamos rápidamente al “Mirador de los infiernos”, balcón
volado sobre el río Mundo desde el que se divisa una estupenda panorámica de la
aldea de Royo Odrea y las peñas “del Prao”
y “el Pico”.
A continuación, el camino desciende
vertiginosamente entre una vegetación espesa formada entre otros por pinares y
arbustos como el lentisco o el torvisco, además de olivos de los que colgaban
singulares decorados; los lugareños se encontraban en plena cosecha de la
aceituna. Llegamos finalmente otra vez al estrecho cañón, en la margen derecha
del Río Mundo. Pasamos por la pedanía de Fuensanta.
Los últimos tres kilómetros los recorrimos por una estrecha senda en la fresca
ribera fluvial, entre chopos y cañaverales.
En esta zona pudimos observar
algunos ejemplares de cabra montés, un águila azor perdicera, además de algunas
zonas de escalada; Ayna cuenta con 20 sectores y 150 vías de escalada de
diferentes niveles de dificultad.
Al llegar al punto de
partida, el GPS marcaba 14 kilómetros recorridos en 5,5 horas y media. Algunos
del grupo comieron en la zona recreativa de La Tiñosa y el resto en el
restaurante La Toba, una antigua fábrica de esparto restaurada, donde nos
trataron con gran hospitalidad y lugar en el que nos reagrupamos todos para
comentar la jornada entre postres caseros y un café bien calentito.
Cronica y Fotografia, Pablo Rueda.
Gracias a Pablo y Sisco por su colaboración.
Un saludo y hasta la próxima aventura.